Putin, Ucrania y la impredecibilidad de un conflicto
Una guerra evitable, el enésimo Golpe en África, y más.
¡Hola! Bienvenidos de nuevo.
Tras siete meses de travesía por el desierto, servidor ya está de vuelta. Mi maltrecho brazo me permite escribir a ratos y, compaginándolo con dictado de voz y el tecleo a una mano, puedo, al fin, retomar esta newsletter, que además estrena pequeños cambios de imagen.
Espero poder continuar con ella siempre que no me rompa nada más, y que vosotros, los lectores, disfrutéis leyéndola. Sin más dilación, vamos allá.
La Valija de esta semana te llevará unos 17 minutos.
🇺🇦🇷🇺 Una guerra que nadie quiere librar
Lo que ocurre entre Rusia y Ucrania no es, ni mucho menos, algo sobrevenido los últimos meses. El pulso que mantiene Putin con los antiguos socios de la Unión Soviética es una prioridad, una obsesión para el Kremlin desde hace más de una década, intentando remediar la falta de compromisos firmes que Gorbachov no fue capaz de arrancar en las negociaciones del Pacto de Varsovia hace ya 31 años, y que relegó a Rusia a un papel secundario en un orden mundial que tendría como garante de la seguridad una alianza atlántica con Estados Unidos como principal protagonista.
Un papel secundario que los rusos nunca aceptaron y en el que a partir de 2008, con la guerra de Osetia del Sur en Georgia, reivindicarían su lugar en el orden internacional. Lo ocurrido en Georgia fue una primera demostración que Putin consolidaría más tarde, en 2014, en Ucrania, cuando Rusia se anexionó la península de Crimea tras la revolución del Maidán. Ocho años después Putin parece elevar la apuesta de su particular pulso a Occidente desplegando tropas rusas (actualmente más de 100.000) alrededor de Ucrania.
Qué quiere Rusia
Es difícil saber qué es lo que realmente pretende Putin a estas alturas del conflicto, cuando la amenaza de una invasión a Ucrania es más probable que nunca. Si nos ceñimos a lo hecho público, Rusia exige a Estados Unidos un veto permanente a un posible ingreso de Ucrania en la OTAN, y que este veto se extienda a cualquier otro Estado, es decir, que la Alianza nunca crezca hacia el este, como forma de garantizar la seguridad de la Federación Rusa. La OTAN ya se ha pronunciado en reiteradas ocasiones descartando estas exigencias y reafirmando la independencia y soberanía de cualquier Estado en tomar sus propias decisiones sobre si ingresar o no en la Alianza.
Los posibles escenarios
Dado que la postura occidental está clara y no va a cambiar, el turno para mover ficha en el tablero está del lado de Rusia, y es aquí donde reside toda la incertidumbre sobre el futuro cercano del conflicto. Los numerosos intentos de diálogo para llegar a acuerdos por la vía diplomática no han fructificado, y mientras el tiempo pasa la tensión aumenta. Una vez fuera inevitable un conflicto bélico, se proyectan varios escenarios:
Asegurar o ampliar la zona ya en manos de separatistas: tropas rusas podrían establecerse oficialmente en las zonas del este de Ucrania controladas por separatistas prorrusos, y de esta forma Putin daría un golpe de autoridad importante sin necesidad de un solo disparo.
Bloquear los puertos de Ucrania: según los expertos, los ucranianos no tienen nada que hacer frente a una incursión rusa en el mar Negro, y estos últimos podrían consolidar su existente dominio de la zona restringiendo el acceso de buques ucranianos a los principales puertos del país, lo que ahogaría su economía y desestabilizaría de forma importante el comercio mundial.
Tomar la mitad de Ucrania: en un escenario relativamente improbable y que traería consecuencias muy graves, Rusia podría invadir todo el territorio ucraniano al este del río Dniéper, consolidando la zona prorrusa y ampliando su influencia.
Invadir Ucrania: por último, el worst case scenario, uno de consecuencias inimaginables para la estabilidad del continente europeo, y que probablemente ni el propio Putin contempla, al menos de forma directa (recordemos que hace unos días la inteligencia británica aseguraba de la existencia de un plan ruso para que políticos afines al Kremlin se hicieran con el control del gobierno ucraniano), sería la invasión de todo el territorio ucraniano e incluso su anexión a Rusia.
Sobre los posibles escenarios que podría tomar el conflicto, dos lecturas:
‘If Russia launches an attack on Ukraine, what might it look like? Here are some possibilities’ en NBC News; y 'Russia’s Possible Invasion of Ukraine’, un análisis en profundidad del think tank CSIS.
Las consecuencias económicas
Mucho se ha hablado estos últimos días de la respuesta que se daría a cualquier acción rusa sobre la soberanía de Ucrania. Ni la OTAN ni Estados Unidos hablan específicamente de operaciones armadas –aunque muchos aliados ya están equipando al ejército ucraniano–, pero sí de fuertes sanciones económicas sin precedentes, entre ellas la más sonada el apartar a Rusia del sistema SWIFT, que coordina la gran mayoría de las transferencias bancarias internacionales.
Rusia es el país con mayores reservas de gas del mundo, por las que genera una importante parte de sus ingresos, pero, SWIFT aparte, no está tan claro quién tendría más que perder en un hipotético escenario en el cual Rusia cerrara el grifo del gas hacia Europa.
Llegado ese escenario, Gazprom, el proveedor estatal ruso de gas, sufriría pérdidas de entre 203 y 228 millones de dólares al día. Si tal embargo se alargara tres meses, hasta la primavera, cuando la demanda se reduce a menos de la mitad, el coste total para la economía rusa sería de unos 20.000 millones de dólares. Sin conflicto, estudios estimarían las ganancias de Gazprom en unos 90.000 millones de dólares este año, frente a los 20.000 millones de 2019. Una pérdida de tal calibre sería importantísima para la economía rusa, aunque no mortal, ya que se calcula que el banco central ruso cuenta con 600.000 millones de dólares en sus reservas.
Sin embargo, la Unión Europea sigue teniendo una gran dependencia del gas ruso, que representa alrededor del 40% de sus importaciones. No solo los países bálticos y los del Este saldrían gravemente perjudicados, sino también Alemania, la primera economía de la Unión, que importa casi un 60% de gas de Rusia y pagaría muy caro su decisión de cerrar todas sus centrales nucleares. La UE debería acelerar a lo largo del verano un replanteamiento de su estrategia energética y, aunque Estados Unidos ya ha ofrecido su ayuda para incrementar sus exportaciones de gas licuado, no parece que fuera suficiente.
Por otro lado, y en un aspecto menos mediático pero igual o más importante, una considerable incursión rusa sobre territorio ucraniano acarrearía graves consecuencias a nivel mundial sobre los precios de los alimentos.
Ucrania es el cuarto productor mundial de trigo y maíz, y un bloqueo ruso a las importaciones ucranianas podría disparar un ciclo inflacionario global que en muchos países ya es el peor en décadas. Los principales clientes de la producción alimenticia ucraniana son países en vías de desarrollo: la mitad del trigo que se consume en Líbano, país con una economía gravemente trastocada, procede de Ucrania, y países como Yemen, Indonesia o Bangladesh importan del país del este un quinto del trigo que consumen.
Se dice que un gran número de los 14 principales países a los que Ucrania importa trigo sufre ya de inseguridad alimenticia debido a la inestabilidad política y la violencia. Un drástico descenso en esas importaciones provocaría serios problemas de alimentación y podría desencadenar en aún más inestabilidad.
🇧🇫 África: seis Golpes en cinco países y dieciocho meses
Este pasado lunes la televisión nacional de Burkina Faso interrumpía un programa sobre el comercio pesquero para ofrecer en directo la comparecencia de un general del ejército burkinés que, rodeado de militares, anunciaba un motín contra el presidente del país, Roch Marc Christian Kaboré, apartándole del poder tras irrumpir en su domicilio y siendo capturado y trasladado, "sin derramamiento de sangre", hacia "un lugar seguro".
Una preocupante tendencia
Este es el sexto Golpe de Estado que se produce en el continente africano en el último año y medio: Chad, Guinea, Sudán, Mali por partida doble en tan solo nueve meses, y ahora Burkina Faso.
Aunque los motivos del levantamiento difieren entre los distintos países, en al menos tres de ellos –Mali, Chad y Burkina Faso– se dieron situaciones similares. En los tres, insurgencias islamistas se extienden por el territorio aprovechando las tensiones internas y el descontrol institucional. Las Fuerzas Armadas tienen poco o ningún control sobre gran parte de sus territorios y no les queda otra que apoyarse en pequeñas milicias de escasa profesionalidad y aún menos escrúpulos.
El pasado noviembre, 49 policías militares y cuatro civiles fueron asesinados en un atentado al norte del país. El ataque echó más leña al fuego en el descontento tanto del propio ejército como de la ciudadanía, que recriminaba al gobierno la falta de efectivos, material y entrenamiento necesarios para que sus soldados combatieran el avance islamista, avance que ha provocado desplazamientos de millones de personas en toda la región del Sahel, pavorosos por la inseguridad y el abandono de sus gobernantes, instalados en todo tipo de comodidades y ostentosidades.
Los ciudadanos, hartos de esta situación, acaban prefiriendo la toma militar del poder a gobiernos elegidos democráticamente, convencidos de que el sistema político no funciona. La imposición de Occidente para cumplir con calendarios electorales a toda costa tras un Golpe –y sin incidir en otros aspectos igual o más determinantes para el desarrollo democrático que los propios comicios–, bajo amenaza de sanciones que en la mayoría de casos terminarán perjudicando más a su población que a sus gobernantes, tampoco ayuda.
Rusia entra en escena
En una situación totalmente opuesta a la que estos días se vive las fronteras de Ucrania, Rusia está intentando adoptar, sin hacer mucho ruido, un importante papel estratégico en la región del Sahel. Algunos de los burkineses que protestaban estos días en las calles de Uagadugú ondeaban banderas rusas, mientras demandaban la intervención del país en Burkina Faso, poniendo como ejemplo la presencia que mantiene Rusia en República Centroafricana, donde mercenarios del conocido Wagner Group combaten en ofensivas islamistas o incluso se encargan de la seguridad personal del presidente.
Parece que el nuevo gobernante militar del país, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, ya solicitó a principios de enero al presidente Kaboré que contratara los servicios de Wagner, por lo que no sorprendería que el coronel, ahora con el control total del poder, acudiera a los mercenarios rusos próximos al Kremlin, que generalmente son pagados con dinero en efectivo o concesiones en minas de oro, diamantes u otros recursos.
Más mundo
Italia tiene nuevo presidente de la república.
Bueno, nuevo nuevo… no. Sergio Mattarella ha sido reelegido por otros (en principio) siete años, después de que 759 de los 1009 grandi elettori –630 diputados, 321 senadores y 58 delegados regionales– se pusieran de acuerdo tras ocho votaciones, y es que pareciera que nadie quiere la patata caliente que es la finísima estabilidad de la política italiana.
Mattarella tiene ya 80 años y casi casi en contra de su voluntad no le quedará otra que permanecer en el cargo al menos hasta que una convocatoria de nuevas elecciones legislativas resultara en un parlamento y gobierno menos fragmentado que el actual, cosa que de momento se antoja ciertamente difícil.
El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, ha anunciado el equipo de gobierno que le acompañará en La Moneda.
Algunas caras conocidas y esperables, como la antigua líder estudiantil Camila Vallejo, que será la ministra portavoz, y otras sorpresas, como Maya Fernández, nieta de Salvador Allende y futura ministra de Defensa o Mario Marcel, actual presidente del Banco Central chileno y que tomará las riendas del ministerio de Hacienda. Boric y los miembros de su gabinete (14 mujeres y 10 hombres) asumirán el cargo el próximo 11 de marzo.
Asesinan en Tijuana a la periodista mexicana Lourdes Maldonado.
La periodista no cedía al silencio establecido y denunciaba constantemente en público la corrupción generalizada de las instituciones políticas en su región. Llegó a pedir ayuda al propio presidente de Mexico aprovechando su turno de palabra en una rueda de prensa.
Mexico encabeza la lista mundial de asesinatos a periodistas, con 47 en los últimos cinco años, 9 el pasado año y 3 en lo que llevamos de este año 2022.
Continúan saliendo a la luz más fiestas privadas que el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, organizaba en su residencia oficial de Downing Street en tiempos de severas restricciones a la población por la influencia del COVID.
Si las cuentas no fallan, ya son al menos 15 las fiestas que el bueno de Boris montó en su residencia (la BBC ya ha hecho hasta un timeline para llevar la cuenta), mientras aparecía en televisión invitando a los británicos –al resto de ellos, claro– a dar ejemplo. Las últimas dos han sido bastante gordas: el 16 de abril del pasado año, alrededor de una treintena de personas se quedaron hasta bien entrada la madrugada bebiendo el vino que habían comprado en maletas (!!) en establecimientos cercanos a Downing St. A la mañana siguiente, se podía ver a la Reina sentarse sola en el funeral de su marido en la Capilla de San Jorge en Windsor.
La última filtración habla de que la mujer de Boris Johnson organizó, en la residencia oficial, una fiesta de cumpleaños para el primer ministro, a la que asistieron de nuevo unas 30 personas, y que se produjo el 19 de junio de 2020, con el país completamente confinado.
Por el momento, sorprendentemente ninguna de estas filtraciones ha hecho caer a Johnson, que sigue aferrándose al cargo aunque cada vez son más, incluso dentro de su propio partido, los que piden su renuncia. Vistas las últimas encuestas electorales no parece que los Tories quieran hacer demasiado ruido y esperarán, no se sabe ni cómo ni hasta cuándo, a ver si todo esto se pierde en el olvido.
Como siempre, podéis encontrarme en twitter y en valijadiplo@gmail.com.
Si has llegado hasta aquí a través de una recomendación y te ha gustado lo que has visto, puedes suscribirte aquí:
¡Hasta la próxima!